Era un niña que se llamaba Clara pero que debería haberse llamado Marina. Sus ojos azules como el mar, su flequillo rubio y su melena lacia, su cuerpo tan delgado y pequeño como el de un jilguero. Hacían que Marina fuera un buen nombre para ella, pero ella se llamaba clara y la llamaban Lara.
Las calles de la ciudad le gustaban tan poco a Clara que en su interior le llamaba Cosasucia. Ella venía de una ciudad con las calles limpias y cuidadas, mientras que las nuevas calles le parecía sucias y tormentosas.
Marta:)
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